13 oct 2014

Lorena Salamanca: “No porque sea deportista no voy a tener una opinión política o social frente a situaciones que realmente están ocurriendo en nuestro país”

Es karateca, estudiante de educación física y ciudadana. Su dedicatoria a los presos políticos mapuche luego de ganar la medalla de oro en karate, en los pasados Juegos ODESUR, no pasó inadvertida. Tampoco pasa inadvertida, para muchos niños sanbernardinos, la escuela de karate que ha sacado adelante junto a su pareja, en una lucha contra la peor cara del neoliberalismo y la falta de oportunidades. Conversamos con ella para conocer sus perspectivas sobre el deporte, la política, nuestras raíces y el trabajo territorial.
Por: Felipe Sandoval - Fotografías: Cortesía de Lorena Salamanca
 
- ¿Cuál fue tu motivación al reivindicar la lucha del pueblo mapuche y su derecho a la autodefensa luego de tu logro deportivo?

El saludo que mandé después de obtener la medalla fue por los presos políticos mapuche, por la guerra que en estos momentos se está dando en el sur de Chile. El día antes de la competencia conversé con mis cercanos y les dije que si ganaba, iba a decir algo sobre los presos políticos mapuche. Fue por utilizar una tribuna que era mínima para poder decir algo que está ocurriendo. No tengo un vínculo oficial con organizaciones mapuche, pero simplemente por ser joven, ciudadana, una persona que camina y respira, tengo que tener una opinión. No porque sea deportista no voy a tener una opinión política o social frente a situaciones que realmente están ocurriendo en nuestro país.


- ¿Cómo piensas tu vínculo entre la actividad deportiva y nuestras raíces?

Hubo algo que me marcó bastante en los tiempos en que empecé a competir internacionalmente. Es súper fuerte para los chilenos esta experiencia. No sé si tiene que ver con los países del tercer mundo o con los países latinoamericanos, pero siempre que enfrentamos a una potencia ya vamos a perdedores, antes siquiera de competir. A lo largo de mi carrera, comencé a conocer deportistas de otros países y unos que me marcaron fueron los cubanos. Cuba es una potencia deportiva a nivel Panamericano, están segundos después de Estados Unidos. Incluso con la diferencia de infraestructura tienen campeones olímpicos. Ellos siempre cuando competían, se paraban de igual a igual con sus oponentes y conseguían buenos resultados. Yo me preguntaba en qué puedo afirmarme para sentirme así.

Luego, en la última preparación que tuvimos para el ODESUR fuimos a Egipto, donde las personas tenían mucho amor a sus raíces y las defendían con el alma. Fuimos a las pirámides los primeros días y yo pensaba “qué lata que en Chile esto no pase”, pero reflexioné que en Latinoamérica teníamos un imperio inca que nos destruyeron, toda nuestra historia se nos destruyó. No tenemos ni siquiera la posibilidad de ser orgullosos de nuestras raíces porque nos las destruyeron. Hasta el día de hoy eso está ocurriendo, no nos sentimos mapuche. En esta misma sociedad, ser parecido a un mapuche se ve casi como una ofensa, y pensé que ya no puede ser esto. Cómo valorar tanto otro lugar siendo que en América Latina tenemos estas mismas cosas. Dije que voy a tomar esto, y mi sangre mapuche es la que me va a hacer ganar y lograr metas deportivas.



- Como deportista, ¿cómo entiendes tu rol dentro de la política?

Lo entiendo como que aparte de críticas y opiniones tengo que tener propuestas constructivas. Es fácil reclamar o decir “no estoy de acuerdo con esto” si no hay una propuesta de construcción de por medio. El vínculo para mí, con la política, tiene que ver con lo que se hace a diario. En la calle, en la población en este caso, a través de lo que hago y de lo que mejor sé hacer: el karate y el deporte. Pienso que ése es mi compromiso con la política, pero no como se entiende de manera ordinaria, con los votos y partidos políticos. Tiene que ver con lo que ocurre día a día en nuestra sociedad, con cuánto cuesta el pan, las verduras, la educación, etcétera. Por eso, con Fernando, mi pareja, tenemos una escuela de karate en San Bernardo, la cual estamos agrandando. Ahí tenemos a alumnos campeones nacionales juveniles y medallistas sudamericanos. Ellos son de la pobla, con pocos recursos e inmersos en un mundo relacionado con droga, prostitución, deserción escolar, y gracias al karate se han subido a aviones y han viajado a otros países.

- ¿Cómo se contrasta esto con los altos costos de la práctica profesional del deporte?

El deporte de alto rendimiento es bastante elitista. Yo misma lo veo cuando entreno, hay lugares donde se dan todos los deportes de las escuelas formativas, y una ve a los niños que llegan con sus papás en camionetas grandes a entrenar. Para llegar a ser deportista de alto rendimiento pasan muchos años, para eso tienes que tener también el apoyo, no sólo moral, sino también económico. Los implementos, el tratamiento de lesiones, la alimentación, todo tiene que ver con plata y con tiempo. Un papá que trabaja de sol a sombra no puede ir con el hijo al entrenamiento y esperarlo en su clase, llevarlo al otro día, pagar los implementos, las inscripciones a los torneos, etcétera. Se ha pensado en lo malo que es que pocos de los deportistas de alto rendimiento que hemos logrado medallas internacionales seamos de estratos obreros o humildes.

Pero en cambio, los deportes de combate históricamente han sido deportes proletarios, y el karate particularmente se practica sin ningún implemento y sin zapatos. Eso lo hace más accesible. Para poder empezar a hacer clases de karate a los niños sólo los reunimos y las hacemos.

- ¿Cómo sientes que tu disciplina puede ser un elemento transformador de la sociedad?

La idea es que a través del deporte, los niños aparte de ir obteniendo lo que éste entrega que es disciplina, convicción, autosuperación física y mental, también puedan optar al aspecto competitivo, y más adelante poder ir a torneos nacionales, internacionales, y quién sabe, llegar a ser medallistas. Así además pueden optar a los “beneficios” de un deportista destacado. Son mayores a las expectativas que pueden tener como cualquier persona que sale de cuarto medio en un colegio técnico y se pone a trabajar. En los mismos estudios tienen posibilidades de beca, yo misma tengo cien por ciento de beca. Que también puedan viajar. Para mí era impensable haber viajado a todos los países que he viajado. Es la idea, que los niños puedan más adelante competir y tener más opciones de las que nosotros tuvimos, para romper un poco con el destino.

1 comentario:

  1. la weá politizá, aprendan a separar las cosas polluelos

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