24 ago 2014

Marco Cuadra y nosotros


Por Ignacio Libretti, estudiante de Licenciatura en artes, mención Composición Musical; Militante del Movimiento Universitario de Izquierda – MUI

La universidad no es el techo. Esta verdad tan simple y elemental muchas veces se nos olvida. Un ejemplo de lo anterior fue nuestra reacción como Artes Centro frente a la muerte de Marco Cuadra. Dirigente sindical del Transantiago, murió luego de 25 días de agonía tras quemarse a lo bonzo, dando cuenta en carne propia de las insostenibles contradicciones existentes actualmente entre los trabajadores del transporte público y sus respectivos operadores. Lamentablemente, sucesos como éste no son consecuencia de impulsos individuales aislados. Por el contrario, son la materialización misma de la angustia sentida por los propios dirigentes sindicales de nuestro país frente a las obstrucciones impuestas desde arriba al desarrollo de sus respectivas organizaciones. “Los Operadores del Transantiago, siguen controlando la actividad sindical, desde las tasas de sindicalización hasta la negociación colectiva, persiguiendo y acosando a los dirigentes, desconociendo su fuero y favoreciendo la creación de sindicatos leales a la empresa. Los empresarios no cumplen con las pocas normas laborales que protegen algunos derechos de los trabajadores, y el Ministerio del Trabajo subestima y renuncia a su propio rol frente a la presión del sector privado” (fuente: El Despertar de los Trabajadores, Año 8, Junio 2014). En condiciones como estas, es evidente que la actividad sindical resultará infértil.

Pero volvamos a nuestro espacio local. Una vez confirmado oficialmente el deceso de Marco Cuadra, los choferes del Transantiago convocaron inmediatamente a paro nacional y marcha para el día jueves 3 de julio. A este paro y marcha adhirió oficialmente la Fech, sin embargo, quedaba a cargo de cada espacio local llevar a cabo su respectivo proceso de validación, así como también la organización y agitación correspondientes a la marcha. Precisamente en este último punto fue donde Artes Centro “mostró la hilacha”. Marco Cuadra murió el día viernes 27 de junio. Sin embargo, en la asamblea de proyecciones correspondiente al día lunes 30 del mismo mes, estando ya programada con anterioridad la movilización para el día jueves, el tema no estuvo en tabla. En lugar de discutir este tópico fundamental vinculado al bienestar de nuestro pueblo, razón de ser de nuestra universidad, la discusión se centró en la necesidad irrenunciable de hacer un mural, pues este “unificará a la comunidad y nos permitirá generar lazos perecederos para trabajar posteriormente”. ¿Es que acaso la muerte de un dirigente sindical del transporte público no tiene nada que ver con nosotros, que somos precisamente una universidad pública? Pareciera que cuestiones tales como la persecución política hacia los trabajadores al interior de la Universidad de Chile, la vulnerabilidad laboral de docentes y funcionarios en estado de honorario y contrata, las políticas anti-sindicalistas y el incumplimiento de mandatos básicos tales como el 80-20, entre otros tantos, indican que sí. No nos olvidemos que en nuestra universidad no se permite, por ejemplo, la sindicalización de los funcionarios en estado de honorario ni contrata, siendo que estos son la mayoría de la facultad – el 80-20 se cumple, pero al revés –, e inclusive algunos con varios años ya de labor. “Pero es que a las personas de Artes Centro no les interesan las discusiones políticas”, dicen algunos. Sin embargo, los hechos fácticos los desmienten. El día viernes 13 de junio, el Movimiento de los Trabajadores por la Base – MTB, y el Movimiento Universitario de Izquierda – MUI, organizaron un foro sobre la necesidad de un nuevo Código del Trabajo, actividad que a pesar de su pésima fecha – debut de la selección chilena de fútbol en el mundial – y sala – 801 B; algunos se perdieron – logró una convocatoria promedio de 18 personas, entre ellas, 6 trabajadores de la propia sede, lo que para este espacio resulta ser un logro, pues desmiente completamente que en Artes Centro “nada resulta bien”. Hay cuestiones básicas que son de interés generalizado de toda la población, tales como la lucha por un salario mínimo equivalente a un 50% del PIB per capita, la sindicalización automática, la negociación colectiva obligatoria y la creación de un sistema de previsión social estatal, de reparto solidario y aporte tripartito, de las que necesariamente debemos estar al tanto, y frente a las cuales debemos incitar la discusión. Sólo es cuestión de creer en las capacidades organizativas de la comunidad, trabajar de manera disciplinada cada problemática, ser constantes con nuestras iniciativas y no echarnos a morir ante el más mínimo impedimento.

En términos locales, si lo que realmente nos preocupa es la comunidad, es entonces a sus problemas a los que debemos apuntar, y no la estetización de su desidia a través de propuestas chovinistas tales como hacer murales sin siquiera tener claro el contenido, o transmitir partidos de fútbol en la sala de conciertos Isidora Zegers. “Pero una cosa no quita la otra”, argumentará seguramente uno que otro por ahí. Lamentablemente, en la práctica concreta, sí. Hemos caído en dejar de lado discusiones locales sumamente importantes – un ejemplo: el perverso convenio con la Universidad Texas Tech – precisamente por atender impulsos frívolos del momento, usando como pretexto un supuesto desinterés generalizado del alumnado y de los trabajadores por los temas de contingencia. Si no tenemos la capacidad de tomar la iniciativa e integrar de manera real a nuestra comunidad en el quehacer universitario, con miras hacia la incorporación del cuarto estamento (población inmediata: regional, comunal, barrial), entonces el apellido “de Chile” nos queda grande.

Es tiempo de enmendar el camino. Que la muerte de Marco Cuadra no quede en nuestras memorias como una tristeza autocomplaciente, sino que se transforme en autocrítica y acción. No se trata, claro está, de asumir una postura obrerista, sino de darnos cuenta de los vínculos existentes entre hechos tales como la muerte de Marco Cuadra y nuestro quehacer cotidiano. La Universidad de Chile no se compone solamente de docentes y estudiantes, sino también de trabajadores que día a día hacen posible nuestra formación. Ya es hora de romper definitivamente con la burbuja y tomar conciencia de ello.

¡Por una universidad al servicio de los trabajadores y pueblos de Chile!

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