Fotografías: Archivo CEFA, Nicolás Staiger, Camilo Garrido
Un examen eliminatorio
A fines de marzo del presente año nuestro equipo hizo pública la denuncia, mediante declaración, de diversas irregularidades sufridas por estudiantes de nuestra facultad en los exámenes de fin de año. Un día después, un ex estudiante de Composición publicaría una carta abierta denunciando las arbitrariedades bajo las que fue reprobado en su examen de promoción a Ciclo Superior, causando conmoción entre la comunidad:
“Me
dijeron que mi exposición había sido muy musicológica. (…) El
problema es que en ningún lado decía que no podía ser así. Me
dijeron que me faltaba madurez musical (…), que mis obras no
estaban a la altura (…) y que había faltado mucho a clases de
composición. Yo había faltado a las últimas tres clases del ramo,
pero aún así cumplí con la asistencia requerida, ya que si no
fuera así, no hubiera aprobado dicho ramo”.
Así declaraba
Pedro Correa en
su carta publicada el pasado 26 de marzo, difundida además por el
Centro de Estudiantes local (CEFA). En posterior entrevista con
nuestro equipo agregó: “Todas
las razones me dejaron más dudas que certezas y me dejaron en una
situación de injusticia muy grande. Ahora, el problema es que
consultando después con harta gente para ver qué les parecía mi
problema, todos concordaban en que había faltado una pauta
de evaluación
adecuada en el examen. De haberla habido, en caso de ser reprobado yo
sabría las razones concretas de por qué se me reprobó, en qué
lados tendría falencias y en qué no. El hecho de no haber habido
pauta produjo como consecuencia que se pudiera dar este escenario en
el cual se actúa injustamente con un alumno, excluyéndolo de una
carrera universitaria porque el examen, como sabemos, es de carácter
eliminatorio. Al
reprobar no puedo seguir estudiando, ya que aprobé todos mis ramos
de la Etapa Básica, por lo que no puedo matricularme en ésta ni en
Etapa Superior.”
Toma 2013 de nuestra sede
Estas
denuncias manifestadas por el ex estudiante de composición coinciden
con el Diagnóstico
Oficial de Ciclos Básicos
emitido durante la movilización local de 2013, donde a propósito
del examen de promoción a Ciclo Superior el documento relata: “El
paso de Ciclo Básico a Ciclo Superior se efectúa mediante un Examen
de Promoción de carácter eliminatorio
el cual no
posee una pauta de evaluación definida,
lo que lo convierte en una prueba sumamente subjetiva, que reduce el
acceso al pregrado a una sola nota, desconociendo
la trayectoria del estudiante en la Etapa Básica
(...)”. A
propósito del término de esta etapa, el documento agrega: “El
Examen de Promoción a Superior se plantea también como un filtro,
lo que deja a quienes no son promovidos con la frustración de haber
estudiado un extenso período y no haber recibido un reconocimiento
válido, legítimo y real por su esfuerzo.”
De esto, se extrae que independiente de si un estudiante aprobó
todos sus ramos de Ciclo Básico, la reprobación del examen de
promoción es causal de eliminación, pese a que éste en muchos
casos consiste en evaluar los mismos contenidos que en el examen
final del ramo principal (Composición o Instrumento).
Esta
situación común a las carreras de Interpretación y Composición
del Departamento de Música, fue corroborada por varios relatos de
estudiantes que rindieron su examen de promoción en distintos años.
Del 2011, una estudiante relata: “Mi
profesora me dijo que la comisión de expertos había encontrado que
no estaba al nivel. Sin
razones objetivas o referencias.”
Del 2012, una estudiante de composición: “(...)
Nosotros ese año propusimos una pauta de evaluación que se supone
que se iba a usar, al final nunca supimos si la usaron o no. Primero
nos dijeron que no la podíamos ver. Nunca vimos a los profesores
anotar nada. Me dieron mi nota y no sé por qué me la dieron, por
qué no es más ni menos, y me tuve que atener a eso. Esto pasa con
la mayoría de los exámenes de composición.”
Del 2013 una estudiante de violoncello: “Entré
al examen y no lo pasé. (…) Mi profesor salió y me dijo “no
pasaste porque eres muy mala” (…) No
hubo pauta de evaluación,
y no te dicen por qué no te dejan pasar. Es todo muy subjetivo, es
como si les gusta o no les gusta. Entonces no hay pauta, no te dicen
qué te van a evaluar, lo que dijeron es que lo que había tocado era
demasiado técnico y que no les había llegado mucha emocionalidad,
pero también es muy subjetivo eso. Además, depende mucho de tu
profesor, de cómo te presente, cómo te defienda, y mi profesor no
me quería, obviamente no me defendió, no hizo nada. De hecho, salió
y dijo “por ti no hice nada porque eres muy mala” y después se
dio vuelta, me dio la espalda y a otra alumna le dijo “por ti pelié
un montón”.”
Del mismo año, José Castro, estudiante de composición narra:
“(...) De esta
forma termina el examen, salgo del lugar y me llaman luego de 15
minutos para presentar mi nota final. De la cual un profesor me
colocó un 5,5 (sin justificación) y otro un 5,0 (sin justificación
ni opinión o comentario). Y por supuesto, sin pauta ni criterios
evaluativos.”.
Cabe
destacar que en el caso de Interpretación Musical, en 2013 hubo 7
estudiantes que rindieron el examen de promoción, de los cuales sólo
2 aprobaron. A propósito del proceso evaluativo, el Coordinador
General de Interpretación Musical, Wilson
Padilla Véliz
informó por correo electrónico a Dirección de Escuela: “Si
bien se consideraron los puntos descritos en la Pauta Adjunta, no
se registró por escrito la evaluación individual de cada
postulante.
Sin embargo, luego de la presentación musical de cada estudiante, la
Comisión evaluadora discutió respecto de la calidad de la
presentación en
forma verbal
y concluyó
en el resultado cuya calificación tenía solamente las opciones de
Aprobado o Reprobado,
determinando así el posible ingreso a la Etapa Superior”.
Sobre la pauta adjunta aludida: “(...)
se encuentra
aún en revisión
y se está trabajando junto a nuestros asesores curriculares para su
conformación final y socialización a la comunidad de nuestra
carrera”.
A
propósito de la arbitrariedad y vulnerabilidad académica a la que
están expuestos los estudiantes de Ciclo Básico -opinión
consensuada en los testimonios a los que tuvimos acceso, tanto en
casos de aprobación como de reprobación del examen de promoción-,
situación que fue parte del conflicto que condujo a la toma de las
dependencias de la sede Alfonso Letelier Llona de la Facultad de
Artes entre mayo y julio del año pasado, Ariel
Grez -presidente
CEFA período 2013- comentó: “El
tema de las evaluaciones produce mucha inseguridad en los compañeros
de Ciclo Básico, porque ven en entredicho la continuidad de sus
estudios en un solo momento donde no tienen ninguna seguridad, pauta
de evaluación ni resguardo. Hay un tema económico importante por
parte de las familias que se esfuerzan, muchos de ellos son de
regiones... en general es una situación bien complicada y que no
tenga pauta lo hace mucho más, al borde de la ilegalidad.”
Alfonsina
Torrealba,
actual Consejera de Escuela, añade: “No
hay una manera clara de abordar este problema aún, porque es muy
grave, serio y requiere un cambio de estructura muy grande de parte
de los profesores, sobre cómo sienten que deben ejercer la
enseñanza. A pesar de que la directora de escuela tiene toda la
voluntad, es un proceso muy complejo que le va a tirar a todos los
profesores encima, especialmente a los de Interpretación y
Composición. Al final estos profesores hacen lo que quieren.”
Pautas de evaluación más allá del Ciclo Básico
Si
bien el examen de promoción supone una atención especial por estar
facultado para invalidar todos los años de Etapa Básica de un
estudiante, la falta de pautas y criterios o la poca transparencia en
torno a éstos no se reduce únicamente a esta instancia. En otros
exámenes los testimonios de estudiantes y ex estudiantes nos relatan
exactamente los
mismos problemas,
con la consecuente arbitrariedad que éstos conllevan. Paloma
Castro, estudiante de violoncello, se refiere a su examen del ramo
principal en 2013: “Después
de unos minutos sale mi profesor y me da los comentarios de la
comisión y mi nota de presentación y del examen, las cuales me
parecieron bajas, aunque aprobaba el ramo. (…) Tampoco
se socializó una pauta evaluativa, pues no existía.”
Millaray González, estudiante de canto, precisa sobre el examen del
mismo año: “(...)
Cuando terminó mi examen, mi profesora no me expresó con claridad
mi nota, me dijo que no era relevante, y si recibí observaciones
sobre mi rendimiento fueron las mínimas, por lo demás me hablaron
de mis carencias más que de mis progresos. Es decir, no recibí
críticas constructivas. Momentos después
se me mostró la pauta con que evaluaron los profesores de la
comisión, y resultó ser la pauta que han utilizado para exámenes
de otros niveles y ramos, con criterios que nunca
han sido especificados desde que ingresé a la carrera
hace
seis años.”
Francisco Moreira, ex estudiante de violín nos cuenta sobre su
examen del mismo año: “En
mi examen la irregularidad principalmente fue la falta de pauta,
porque la forma con que me dijeron que había tocado no tenía ningún
tipo de objetividad. (…) La comisión luego me manda a decir con mi
profesor que mi Bach había sonado “arrabalero”, “callejero”.
Fue
una forma bastante despectiva de decirme que tocaba música popular,
por lo mismo me estaban evaluando mal.”
Un estudiante anónimo de interpretación relata: “(...)
Del grupo de profesores sólo uno habló, se refirió a mis
falencias, pero más que instrumentales y técnicas -de lo que me
habrán hecho un comentario a lo más- me comenzó a criticar por
cosas extra musicales, ya sea por el público que yo invité al
concierto y gente que yo tampoco invité -pero haciéndome
responsable a mí de la gente que había-, como si me creyera algo
por haberlos llevado. No se me había avisado anteriormente que eso
era problema y no estaba prohibido. (…) Se refirieron
despectivamente de mi vestimenta, (…) dándome a entender que
también era parte de una pauta de evaluación que jamás vi. Con
respecto a la pauta, se lo dije a los profesores cuando me evaluaron:
“¿cuál es la pauta de evaluación aquí? (...)” y me mostraron
una hoja, de lejos, diciendo “aquí está la pauta, aquí están
los puntos” y era algo que yo realmente no entendía porque eran
apuntes del mismo profesor, no
es una pauta que se le pase al alumno y al profesor y de la que ambos
tengan una copia.”
Notas de presentación: inventos y calificaciones extraviadas
Otra
de las denuncias que coinciden en varios relatos aportados por
estudiantes perjudicados cuentan que algunos profesores no son
rigurosos con las evaluaciones a lo largo del año y no respaldan las
calificaciones en ningún documento oficial, lo que deriva en casos
de pérdidas de notas: “(...)
A mediados del segundo semestre, mi profesor de piano complementario
me informó que había
extraviado las notas de nuestro curso,
por lo que debía
tomarnos todas las pruebas del año de nuevo.
Yo no estuve de acuerdo con la medida, lo increpé al respecto y me
respondió “ahí tú ves qué haces”. Finalmente llegué al
examen y vi
que mi nota de presentación había bajado a un 3,9
(desde una nota sobre seis que tuve anteriormente). Eso sumado al
vacío de técnicas que traía me llevaron a reprobar el examen.”
Una estudiante de violín describe un caso similar en su ramo de
instrumento: “Cuando
me dice el resultado del examen, me dijo que me presenté con un
cinco seis y los motivos que a mi juicio son inventados. Hubo
calificaciones durante el año pero las perdió, me mandó un correo
(lo tengo todavía guardado) pidiéndome que buscara mis notas para
poder colocarlas en el libro.”
Una estudiante de composición describe situación similar: “En
contrapunto, el año pasado se perdieron (las notas) y el profesor
preguntaba “oye, ¿qué nota te puse?”. Eso subía las notas, si
uno se sacaba un cinco, él te ponía un seis porque perdió la
nota.”
Una situación más grave sufrió Maura Estrada, estudiante de
violoncello: “(...)
mi ex profesor de instrumento me puso un 6,7 de nota por una
evaluación técnica que tuvimos como a mediados del año pasado
(2013), pero después del examen de fin de año, esperó a ver la
reacción de los demás profesores sobre mi desempeño para decir mi
nota de presentación y así no quedar mal con ellos, y dijo que mi
nota del primer semestre era un 6,0. Cuando yo alegué diciéndole
que era ilegal borrar la nota que representa el trabajo del año,
argumentó que nunca
la escribió en ninguna parte,
así que no era ilegal. A raíz de este incidente decidí cambiarme
de profesor.”
Paloma Castro de violoncello describe: “Nunca
antes me habían evaluado ni durante el año ni en años anteriores,
pues vale decir que si según la coordinación de carrera las
evaluaciones parciales quedan a criterio de cada cátedra, en
la de violonchelo nunca se ha hecho una sola evaluación parcial,
a pesar de que en el poco usado pero vigente programa de violonchelo
se establece que deben ser a lo menos tres por semestre. (...) En el
momento del examen yo desconocía mi nota de presentación, y fue así
por todos los años anteriores a ése.”
Así
mismo, diversos estudiantes denuncian conocer su nota de presentación
minutos antes de su examen o después de éste. Una estudiante de
composición declaró: “El
profesor que tenía nunca
me dijo mi nota de presentación hasta después del examen.
Me decía “tú te presentaste con tal nota”, pero en el año
nunca me las decía. En otros exámenes me enteraba de mis notas como
una semana antes.”
Pedro Correa, también de composición, señaló: “Mi
nota la supe sorprendentemente en el examen mismo, un
minuto antes de rendirlo.”
Respuesta de la institución
Los
testimonios que detallan estos acontecimientos han sido presentados
ante distintas instancias institucionales, teniendo en consideración
que transgreden directamente el Reglamento de Estudiantes de la
Universidad de Chile, Título I, Artículo 4 sobre los Derechos de
los Estudiantes: “Derecho
a ser evaluado en su proceso de enseñanza y aprendizaje por medio de
procedimientos que tengan normas,
criterios
y plazos
conocidos
y que sean aplicados con imparcialidad
y rigurosidad.
Además, se debe contemplar una segunda revisión, previa solicitud
fundada, en aquellos casos en que sea aplicable”
y la propia Ley General de Educación, vía Decreto
con Fuerza de Ley N°2 del Ministerio de Educación, en su Título
Preliminar, Artículo 7, que señala: “La
evaluación de los alumnos deberá incluir indicadores que permitan
efectuar una conforme a criterios
objetivos y
transparentes.”
Iván
Silva Lara, jefe de gabinete de la Vicerrectoría de Asuntos
Académicos (organismo central dedicado a “la
normalización de los planes de estudios de pre y postgrado, la
atención integral de los estudiantes, la selección y admisión de
alumnos, entre otras”)
fue puesto en conocimiento de nuestra investigación y señaló estar
al tanto de los múltiples problemas de la Facultad de Artes.
Actualmente, los testimonios recopilados se encuentran en su poder
para posterior análisis institucional.
Nuestra
investigación fue expuesta a la Dirección de Escuela (“organismo
que tiene por mandato principal el coordinar, administrar y cautelar
la calidad de cada una de las actividades Académicas que se
desarrollan en las diversas Etapas Básicas y los distintos Programas
Académicos del Pregrado”).
Consideramos destacable que bajo la anterior gestión de Patricio
González no
existió jamás Consejo de Escuela
(única instancia donde estudiantes pueden velar por su bienestar
académico mediante representantes con derecho a voz y voto) sino
hasta recién a fines de 2012 cuando la movilización estudiantil
detonó la instauración del mismo. La actual Directora de Escuela,
Sra. Maite Lobos, quien comenzó a trabajar en el cargo en agosto del
año pasado, luego de la renuncia de González (cuya remoción fue
solicitada una vez en 2012 y dos en 2013) compartió sus
apreciaciones a raíz de los testimonios expuestos:
“Esto
es muy coincidente con el diagnóstico que yo hago sobre cómo he
visto acontecer el año. En la experiencia que he tenido hasta ahora,
me da la sensación de que hay una tradición de docencia amparada en
la lógica
del conservatorio
(…). Es una tradición muy defendida por la cultura local del
Departamento de Música, la cual tiene que ver con una formación muy
directa de maestro a aprendiz, casi renacentista, lo cual es muy
bonito y honorable pero en algunos casos da cabida a las situaciones
descritas. En ese sentido, estos dos lugares (Interpretación y
Composición) son los últimos remanentes donde se da más
masivamente un enfoque de ese tipo, pero esto está en retirada o
está súper cuestionado por una conciencia y reflexión docente. (…)
Tengo registro de casos concretos de profesores que hace tres años
eran muy conservadores en su docencia, pero ahora, por haber
participado en la Innovación Curricular están enfrentando desde
otro lugar su profesión y han cambiado. Los
casos de irregularidades se dan de parte de personas que no han
participado de estas reflexiones.”
Maite Lobos, Directora de Escuela
Revista
Sorbete Letelier (R.S.L.): Desde la Dirección de Escuela, ¿qué
camino se puede tomar para conseguir una mejora a estas
problemáticas?
Maite
Lobos (M.L.): (…)
No hay procedimientos definidos a menos que efectivamente se siga un
protocolo súper complicado que se llama sumario
administrativo,
pero para esto tiene que haber una denuncia concreta de alguien con
nombre y apellido, debe ser acogida por el área legal de la facultad
y se determina a alguien que haga la investigación. Eso puede
demorar varios años.
Hay casos terribles de sumario donde el procedimiento quedó en nada,
el profesor no hace clases y se le sigue pagando sueldo. El
camino del sumario parece ser tan inoperante, que más bien encubre y
entorpece en vez de conseguir resultados.
No es posible erradicar las malas prácticas al cien por ciento, pero
un buen porcentaje de eso tendría que cambiar si tomamos a esos
profesores para que integren talleres de construcción de pautas de
evaluación, de participación obligatoria.
(…) Las malas prácticas y los malos tratos son una cuestión
ética. Esto emerge cuando se hace reflexión
docente.
(…)
R.S.L.:
Siempre se ha visto ambigüedad con respecto a las atribuciones de
Escuela y las del Departamento de Música. ¿Qué se espera de parte
de los departamentos en cuanto a la colaboración para afrontar
irregularidades?
M.L.:
Optar
por la idea de que la docencia es algo importante, es relevante y no
un lugar donde vas a dar una vez que dejaste de ser artista. (…)
Las malas prácticas muchas veces tienen la anuencia de un estudiante
que es humillado y maltratado, pero que admira a su profesor. (…)
Los malos hábitos se han normalizado. Yo esperaría de los
departamentos que fueran más respetuosos de sus colegas y de los
estudiantes. (…) Hay
una cuestión generacional que tiende a repetir prácticas de la
época de la dictadura,
donde uno se quedaba callado por miedo a perder la pega o porque te
puede llegar un balazo en la calle (…). Yo esperaría que ahora se
den cuenta que la docencia es algo que hay que dejar a Escuela, y que
es algo en lo que hay que trabajar colaborativamente. (...)
Otras
diversas irregularidades denunciadas por estudiantes describen:
exámenes que empiezan con al menos una hora de atraso, docentes que
no se presentan a la comisión que fueron citados, faltas a la honra
y dignidad del estudiante mediante discriminaciones por razones
diversas (nivel socioeconómico, procedencia, origen, apariencia
física), falta de preparación para enfrentar la evaluación
por ausencias prolongadas de docentes sin recuperación de clases y sin
reemplazo, entre otras. Hasta el momento de la redacción de esta
investigación, a nuestro equipo continuaron llegando casos
relacionados que ameritaban profundización y continuidad a este
trabajo. Así mismo, se espera conocer reacciones en la institución
y en la comunidad universitaria a raíz de los datos revelados.
Continuará...
El gran problema de la facultad es que la mayoría de los que llamamos "profesores" son meros instructores. No tienen estudios de pedagogía y no manejan las concepciones mínimas de un proceso educativo, como la importancia de una pauta de evaluación conocida y construida por ambas partes.
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